domingo, 5 de junio de 2011

DIFICULTADES LECTORAS.

Durante los últimos años se ha observado un incremento de las dificultades lectoras en los niños, derivadas de didácticas inadecuadas, de grandes carencias socioeconómicas o de la falta de estimulación del lenguaje. Los profesionales de la educación argentina han detectado este problema, no disponiendo siempre de herramientas válidas y confiables que permitieran evaluar los diferentes procesos lectores. A partir de este problema se comenzó a trabajar con el equipo español dirigido por la Dra. Defior Citoler con el objetivo de diseñar una prueba de evaluación de los procesos lectores que pudiera ser usada en ambas poblaciones, argentina y española, y que tuviera en cuenta los últimos desarrollos provenientes de la Psicología cognitiva y de la Psicolingüística.

La lectura es una habilidad compleja cuya finalidad última persigue la comprensión de un texto escrito. Está ampliamente consensuado que los dos grandes componentes de la lectura son el reconocimiento de las palabras y la comprensión lectora. Aunque lo que es específico de la lectura son los procedimientos para el reconocimiento de las palabras escritas, ambos componentes son necesarios para el logro de la competencia en esta habilidad (Defior, 2006). Cuando se quiere evaluar el grado de competencia de una persona en lectura es necesario tener información sobre cómo se desenvuelve en los dos ámbitos y en aquellos procesos que los constituyen.

El test LEE da una gran importancia a la evaluación de los procedimientos de lectura y escritura de palabras, ya que constituyen el requisito obligatorio para poder acceder a la competencia en el lenguaje escrito.

Este test es producto de la colaboración conjunta de dos equipos, pertenecientes a la Universidad de Granada (España) y la Universidad Nacional de San Martín (Argentina)

Los modelos de reconocimiento de palabras escritas proponen la existencia de dos procedimientos de acceso léxico. Uno es el procedimiento subléxico, indirecto o fonológico, ya que pasa por la conversión de las palabras en sonido mediante la aplicación de las reglas de correspondencia grafema-fonema (RCGF). Utiliza un ensamblador fonológico, que es absolutamente necesario en el caso de lectura de pseudopalabras -de las que no se tiene representación en el léxico mental- o cuando se encuentra una palabra desconocida por primera vez. El segundo procedimiento consiste en la denominada lectura léxica, directa, visual, por el que las palabras se asocian directamente con su pronunciación y significado; implica un reconocimiento global e inmediato de palabras que necesariamente ya han sido procesadas con anterioridad y que están almacenadas en el léxico mental del lector. Este procedimiento es el habitual en los lectores expertos. Su utilización es necesaria para la lectura de palabras irregulares que, como es sabido, no existen en la ortografía del español (excepto algunos extranjerismos).

Ahora bien, el pilar básico, la verdadera piedra angular de la lectura, es el procedimiento subléxico. Su aplicación fluida implica el conocimiento de las RCGF (o RCFG en el caso de la escritura) e implica un alto nivel de conciencia fonémica. Con el procedimiento fonológico, los niños adquieren en realidad un mecanismo de autoaprendizaje que les permite incrementar de manera autónoma y rápida el número de palabras reconocibles por la vía léxica. Dicho de otra forma, en los lectores expertos reconocer una palabra implica mayoritariamente emparejar el resultado del análisis perceptivo de la señal visual con la información almacenada en la memoria (léxico interno). Los buenos lectores llevan a cabo este proceso de forma automática e inconsciente, de manera que uno de los aspectos a tener en cuenta en la evaluación de la competencia lectora no es sólo la exactitud en la decodificación sino también el tiempo que utiliza el lector.

La experiencia de los educadores muestra que los niños evolucionan simultáneamente en el dominio del código y en la velocidad, pasando en un periodo corto de tiempo de un reconocimiento inicial de las palabras en forma silabeante, con muchas vacilaciones, a la manera experta, caracterizada por la decodificación rápida y automática. A los dos o tres años de enseñanza-aprendizaje sistemática del lenguaje escrito, alcanzan un alto grado de dominio del código del español aunque quedan todavía muchos aprendizajes por hacer, en particular respecto a la mejora de las estrategias de comprensión escrita.

Entre los factores más importantes que afectan al reconocimiento de palabras la investigación reciente ha señalado la frecuencia de las palabras, su longitud, la estructura silábica (que determinan la complejidad de las palabras). Todas estas variables han sido tenidas en cuenta en el diseño del test LEE. Igualmente, recientes estudios translingüísticos muestran que la rápida adquisición del código alfabético tiene que ver con su transparencia ligada a la naturaleza de las reglas de correspondencia entre los fonemas y los grafemas del código a aprender. De ahí, que el test LEE incorpore como novedad respecto a otras pruebas de evaluación del reconocimiento de palabras, una representación de las diferentes complejidades del código escrito del español

Otros aportes novedosos de este test consisten en poder registrar diferentes matices del proceso de lectura y escritura. No sólo se consideran las respuestas correctas o incorrectas sino la calidad de la producción, por ejemplo, en el caso de la lectura, los tipos de lectura no fluida (silabeante, vacilante) y fluida. Esto permite observar el proceso de construcción de la lectura y discriminar entre las dificultades de decodificación y las dificultades de fluidez. También se registran y comparan los tipos de errores cometidos tanto en la lectura como en la escritura de palabras y pseudopalabras, clasificadas por distintos criterios de complejidad. Se consignan además los tiempos de lectura en diferentes pruebas. En cuanto a los procesos de comprensión lectora, el test LEE incluye la posibilidad de diferenciar procesos inferenciales y de recuperación literal de la información contenida en el texto. Esta prueba permite, además, evaluar las habilidades de los niños para seleccionar las ideas principales (micro y macro estructura) utilizando distintos tipos de textos narrativos e informativos (superestructura).

La selección de las pruebas definitivas y los ítems que las componen se llevó a cabo luego de haber aplicado una gran cantidad de ellas en las etapas prepiloto, piloto y estandarización. Finalmente, se seleccionaron los más adecuados y discriminativos con el objetivo de crear un test amplio pero, a su vez, no demasiado extenso, siguiendo criterios teóricos y estadísticos

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